Con
buena letra: una red de voluntarios alfabetiza Argentina
Por Mara Luisa Barbosa y Alejandra Taboada
Abandonados
por un Estado que ha renunciado a su obligacin de educar,
casi un milln de analfabetos puros se resigna a su suerte
en Argentina. Sin embargo, desde hace un ao, los voluntarios
de Un mundo mejor es posible ensean a leer y escribir
con el mtodo cubano Yo s puedo, y han empezado
a cambiarle la vida a centenares de personas. Para que se
sostenga y se haga masivo, dicen los alfabetizadores, el
gobierno debera asumir el plan y empearse para cumplirlo.
"No
sabs la vergenza que sents preguntando quin me lee esto
dice Silvia Garca. Cuando iba a buscar trabajo y me preguntaban
si saba leer, a m no me quedaba otra que agachar la cabeza
y decir que no". Silvia tiene 32 aos y vive en Tilcara,
provincia de Jujuy, en el noroeste argentino, con su hijo
Guillermo, de nueve, que va a cuarto grado. Hasta hace cuatro
meses ella no poda firmar las notas del cuaderno de comunicacin
de Guillermo, ni saber si tena tarea o si la maestra le
haba llamado la atencin. "Yo le preguntaba si tena
deberes y l me aseguraba que no. Yo vea que en esa hoja
deca algo y que el resto estaba en blanco, pero no poda
saber qu era lo que deca", explica.
Las cifras que arroja el Censo 2001 informan que en
Argentina hay casi un milln de analfabetos puros, es decir
personas que no pueden ni leer ni escribir. En el Gran Buenos
Aires se concentra casi la tercera parte del total de analfabetos
del pas, pero el noreste presenta la mayor proporcin respecto
de la poblacin de la regin, el 6.96%. Le sigue el noroeste,
con el 4.75%, la Patagonia y Cuyo, con el 3.5%, y la regin
Centro con un escaso 2%.
El cuadro se oscurece todava ms si se tiene en cuenta
que alrededor de cuatro millones de personas dejaron incompletos
los estudios primarios y que de esa cifra, 400 mil tienen
entre 15 y 24 aos.
Silvia Garca encontr su oportunidad cuando la asociacin
Un mundo mejor es posible (Ummep) apareci en las provincias
del norte y puso en marcha un plan de alfabetizacin basado
en el mtodo cubano Yo s puedo, que ya ha arrancado del
analfabetismo a 1.300.000 personas en Venezuela.
"La enseanza es muy eficaz, ya que en tres meses
y medio se aprende a leer y a escribir palabras y nmeros.
El trabajo se hace por medio de videos que son explicados
por un facilitador, cuya funcin es la de guiar al participante"
explica el maestro Sandro Quispe, quien pronto aplicar
el plan en uno de los barrios perifricos de La Quiaca,
tambin en Jujuy.
Adems, resalta la importancia de la alfabetizacin:
"Es bueno que la gente sepa leer, ya que as puede
luchar mejor por sus derechos y por su propia identidad".
Silvia Garca haba perdido las esperanzas de progresar
y mejorar su calidad de vida. "Para m decir mam era
fcil, pero escribirlo era imposible" grafica. "Ahora
me mandan con una notita al mercado y yo ya s qu dice,
qu tengo que comprar. Me siento ms tranquila sabiendo
que puedo leer, que puedo escribir un poquito, que estoy
a la par de los dems".
Claudia Camba, de Ummep, se entusiasma al describir
las transformaciones que produce la alfabetizacin en una
persona. "Cuando recin empiezan los cursos, estn
callados, no te miran a los ojos, les da vergenza responder.
El da en que se les entrega el diploma te das cuenta de
que sus vidas han cambiado para siempre, que las letras,
los nmeros y las palabras les han abierto las puertas a
otro mundo".
"Cuando me decan que deba firmar - refiere Silvia
‑, yo no saba si salir corriendo o quedarme. Pero
bueno, con vergenza asentaba el dedo. Y cuando todo terminaba
pensaba: por fin pas. Antes me senta mal. Siempre vea
que todo el mundo avanzaba y yo me senta congelada. Como
que no haba una posibilidad para m de llegar a estar con
ellos. Hoy s y me gustara que el mundo entero se enterara
de que hay una escuela, hay una oportunidad. No importa
la edad que tenga uno, siempre puede aprender. Es lindo.
Para m es lo ms hermoso del mundo".
Ummep trabaja en relacin directa con el Ministerio
de Educacin cubano y con el Instituto Pedaggico Latinoamericano
y Caribeo (Iplac) de Cuba. Est integrada por una red de
ms de 60 organizaciones sociales, municipios, ONG's,
'docentes, sindicatos y parroquias, entre otros, que
voluntaria y solidariamente estn trabajando en 400 centros
de alfabetizacin en la ciudad de Buenos Aires y en once
provincias argentinas, con ms de tres mil participantes
en el proceso de aprendizaje y mil egresados en alrededor
de un ao.
Las provincias donde comenzaron a alfabetizar son Buenos
Aires, Jujuy, Chaco, Corrientes, Santa Fe, Ro Negro, Neuqun,
Crdoba, Mendoza, Salta y Tucumn. Para que esta red mantenga
los niveles y la calidad educativa que se busca, existe
una coordinadora nacional formada por seis integrantes que
realizan la labor de capacitar, colaborar en la implementacin
y monitorear el seguimiento del proceso de aprendizaje,
con el asesoramiento solidario de los pedagogos del Iplac.
Ser analfabeto no slo perjudica a los adultos, sino
que tambin afecta a sus hijos tanto por la imposibilidad
de ayudarlos en tareas escolares como por la poca importancia
que se le da al proceso educativo. Estos chicos son potenciales
analfabetos.
Con el plan Yo s puedo, enfatizan los voluntarios,
se propicia un vnculo de contencin familiar, se estimula
la reinsercin en el sistema educativo, se impulsa la incorporacin
de toda la poblacin en la vida pblica, se eleva la autoestima y el nivel cultural tanto del alfabetizado como
de su entorno familiar y se refuerza la retencin escolar
de los nios.
En Argentina, segn la gente de Ummep, resulta imprescindible
que el plan se nacionalice y tome carcter gubernamental.
En otras palabras, si el Ministerio de Educacin argentino
no hace del Yo s puedo, el Plan Nacional de Alfabetizacin,
entonces no se podr hacer mucho ms de lo que se hizo durante
este ltimo ao, y por varias razones. Una de ellas, y quizs
la fundamental, es la econmica, ya que hasta ahora el material
didctico necesario para el desarrollo de la enseanza ‑
videos, televisores y cuadernillos - ha sido provisto con
gran esfuerzo por el Iplac, lo que probablemente no pueda
seguir sucediendo durante mucho tiempo ms.
"Algunos me humillan porque no estudi. Me dicen
que me calle, que no puedo opinar porque soy una burra
cuenta Soledad Quispe, que tiene trece aos, vive en La
Quiaca, y apenas puede escribir su nombre. "Mi mam
no tena plata para mandarme a la escuela as que me dijo
que dejara agrega como si tuviera que justificarse. "Uno,
para salir adelante, para conseguir trabajo, tiene que saber
leer y escribir dice la chica, que en unos das ms va
a empezar el curso de alfabetizacin.
Pepitas de oro
Juliana Sarapura tiene 62 aos. Mis abuelitos evoca
nos decan a mi hermana y a m que la mujer no tena que
ir a la escuela. Que tenamos que hilar, tejer y cuidar
a las ovejas. Ella, de todos modos, curs el primer grado
de la escuela primaria, porque un vecino le dijo a su abuela
que las mujeres s tenan que ir a la escuela, y que deban
aprender a leer.
Pero la educacin dur poco, y Sarapura volvi a trabajar
al campo. Cuando se enter de que en la organizacin no
gubernamental (ONG) de las Warmis, que significa mujeres
en quechua, estaban enseando a leer y escribir, no dud
en anotarse.
Al principio me costaba, as que crea que no iba a
aprender porque ya estaba vieja, pero pude se ufana.
En una casita de adobe vive Damiana Valle. Tiene 12
hijos que ya son grandes y 58 aos castigados por el fro
y el calor de La Quiaca. Cocina empanadas en la organizacin
de mujeres Juanita Moro, y dice que no estudi porque
cuando era chica viva lejos, en el campo, y sus padres
no tenan recursos. A mediados de mayo, uno de sus hijos
le entreg el diploma otorgado por Ummep.
Cuando no saba leer ni escribir me senta incmoda
se sincera - . Me quedaba en mi casa cocinando, porque
no quera salir. No entenda nada. Me daban un folleto y
no saba de qu se trataba. Adems, reclama a los funcionarios
que solamente aparecen para buscar votos, que se acuerden
de la gente de La Quiaca. Igual que ella, muchos analfabetos
son llevados como ganado los das de elecciones. Para votar
me ponan la boleta en la mano y me decan que entrara al
cuarto oscuro, sentenci.
Ahora que es una letrada, como le gusta definir a los
que saben, Damiana asegura: cuando me toque votar, voy
a leer bien a quin voy a elegir. Porque ac los polticos
mandan representantes a buscar votos y despus se olvidan
de nosotros.
Juan Luis Garro, de 68 aos, uno de los primeros graduados,
explica, en una carta dirigida a su maestra, lo que signific
para l aprender: Ahora s me parezco a un minero. Cada
palabra, cada letra, son para m una pepita de oro.
Fuente:
Revista AMRICA XXI, Ao II-N 6, Septiembre de 2004.
Enviado
por: Rompiendo Muros
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