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Tecido Social Correio Eletrnico da Rede Estadual de Direitos Humanos - RN N. 089 – 25/09/04 r6269

AMRICA LATINA

Santiago del Estero, el medioevo argentino

La provincia argentina de Santiago del Estero es emblemtica del tipo de relaciones polticas y sociales que cristalizaron en determinadas regiones del pas desde tiempos de la Organizacin Nacional. Una Intervencin dispuesta por el gobierno nacional intenta acabar con la satrapa de los Jurez, que dur ms de medio siglo.

Por Ral Dargoltz, Oscar Gerez y Horacio Cao, co-autores de Santiago del Estero: del oprobio a la esperanza. Ediciones Le Monde diplomatique.

Como en muchos otros casos de Amrica Latina, la historia de Santiago del Estero es la crnica de una utilizacin exhaustiva y destructora de sus recursos naturales a travs de procesos que, para colmo de males, no son capaces de garantizar un mnimo bienestar a su poblacin.

Desde su fundacin, el desarrollo de Santiago estuvo ligado al complejo minero del Potos, hacia donde enviaba textiles que elaboraba artesanalmente. Todo cambi cuando, al inicio de la independencia, las explotaciones argentferas quedan fuera del pas en formacin y las provincias del norte argentino, que haban sabido ser las ms dinmicas y pobladas quedaron encajonadas y sin mercados para su produccin.

La decadencia del interior queda sellada por el triunfo de la poltica librecambista de Buenos Aires y la llamada "Organizacin Nacional" (ao 1880), que deja constitudos dos tipos de territorios. Por un lado, un mbito de amplia modernizacin y progreso socioeconmico, posicionado sobre la pampa hmeda. Por otro, un espacio perifrico que va quedando rezagado, en donde se fortalecen y reproducen elementos tradicionales y semifeudales desde lo econmico, social y poltico.

Pero an dentro de la periferia no todos tuvieron igual suerte; algunas provincias lograron desarrollar, con el apoyo del gobierno nacional, las llamadas "economas regionales" a partir de las cuales dotaron de un cierto dinamismo a sus sociedades. Pero Santiago del Estero tuvo uno de los peores papeles en el reparto: se especializ en la elaboracin de durmientes para el ferrocarril a travs de un patrn productivo particularmente destructor de su sistema ecolgico.

As, desde fines del siglo XIX hasta mediados del XX, los gobiernos provinciales vendieron a precio vil (1) ms de nueve millones de hectreas de tierras fiscales y ciento cincuenta millones de rboles de quebracho colorado fueron destruidos. Esta enorme riqueza natural, de cuyo producto slo volvan a la provincia los miserables salarios del obraje, dejaba detrs de si campos destruidos, a los cuales resultaba imposible fijar alguna utilidad productiva.

Pobreza social, miseria poltica

La lgica de un pas con dos reas diferenciadas tambin tuvo su correlato en el mbito poltico, en el que los procesos de incorporacin social y modernizacin poltica fueron mucho ms acotados. El peronismo, por ejemplo, que en las zonas ms avanzadas asumi el carcter de un partido laborista similar al de cualquier sociedad industrial, en las zonas perifricas fue movilizador y policlasista, a la manera de los partidos populistas de las sociedades tradicionales.

En este contexto Es tan difcil explicar que surgiera un gobierno como el de Carlos Jurez, un strapa que gobern o control la provincia durante ms de medio siglo? El "juarismo" es la expresin poltica construida y sostenida sobre la base de un frreo modelo feudal, en el que el progresivo empobrecimiento de las clases populares y el pulcro control sobre la dbil clase media provinciana, fueron sus torres fundamentales. Todo un andamiaje monrquico sellado a fuego con la flema autoritaria y astuta de sus hacedor, el abogado Carlos Arturo Jurez.

Tena 32 aos cuando asumi su primer gobierno en Santiago del Estero, en mayo de 1949, despus de un ao de Intervencin federal a la provincia, decretada por Juan Domingo Pern. A partir de ese momento, ya fuera como primer mandatario -lo fue en cinco oportunidades- o como legislador nacional -cuatro veces senador-, nunca dej el poder en la provincia.

Ejerci como gobernador por 16 aos y 11 como senador nacional. Dentro de la llamada "liturgia juarista", se cuenta la designacin por parte de la Legislatura provincial como "Protector ilustre del pueblo" y los multitudinarios actos polticos en los que su ejrcito de jvenes de la Juventus Peronista o de mujeres de la Rama Femenina utilizaban los vehculos oficiales para acarrear gente de los barrios de la periferia hacia el centro de la ciudad capital santiaguea.

Jurez ha hecho y deshecho a su gusto en Santiago del Estero. Reform reiteradamente la Constitucin de la provincia segn la conveniencia de cada momento poltico; cre junto con su lugarteniente Musa Azar una increble red de espionaje que persigui a 40.000 personas opositoras a su gobierno; sustent un poder econmico hegemnico que en sus primeros gobiernos tuvo a las empresas constructoras como base y en los ltimos aos a las empresas de servicio, y foment entre los trabajadores la dependencia del Estado como una forma de mantener ceido a su puo a una amplia franja del electorado.

"El que no vota al dotor (sic), o pierde, o nunca consigue, un laburo (trabajo)", pregonaban por doquier los punteros adictos. El 16 de diciembre de 1993 hubo un intento por cambiar la historia. Una pueblada sin precedentes (que fue dada en llamar "El santiagueazo") quem los edificios de los tres poderes manejados por Jurez, adems de su propio domicilio y el de varios convidados del poder. Pero el interventor designado por el gobierno nacional de Carlos Menem, Juan Schiaretti, cerr hbilmente todos los caminos a una posible renovacin y la sociedad de Santiago del Estero, imposibilitada para ejercer su libertad, al concluir la Intervencin repiti la nica huella conocida: el juarismo.

Sin embargo, el obstinado mensaje liberador del obispo Gerardo Sueldo (muerto en sospechosas circunstancias), mantuvo viva la semilla. En 2002, el escndalo provocado por un doble crimen de la localidad de La Drsena (en el que Musa Azar y otros funcionarios juaristas aparecieron vinculados a la muerte de dos jovencitas durante una orga) y del deterioro del gobierno de la esposa de Jurez, la iracunda Mercedes Aragons, terminaron por generar la Intervencin Federal de la provincia.

Los tiempos haban cambiado: el peronismo menemista haba acabado sumido en el descrdito; una pueblada haba obligado a renunciar al sucesor de Menem, Fernando de la Ra, en medio de una crisis financiera y econmica sin precedentes y, el nuevo presidente, Nstor Kirchner, no tuvo otro remedio que intervenir la provincia.

La Intervencin federal

La Intervencin Federal lleg a la provincia gozando de amplio crdito. Por supuesto, nadie esperaba que de un plumazo se resolvieran desgracias centenarias, pero el desgaste del sistema juarista y el perfil del Interventor Pablo Lanusse (padre de familia, catlico-apostlico-romano, sin pertenencia partidaria) encajaba perfectamente con las aspiraciones de buena parte de la sociedad provincial.

La respuesta del nuevo gobierno a estas expectativas, luego de superar la prueba de estabilizarse en el poder (2), fue el lanzamiento de una agenda de trabajo centrada en la reforma de las instituciones polticas provinciales.

Alcanzar este objetivo no era un desafo menor. Se enfrentaba a una estructura poltica que se haba retirado intacta y que perviva en innumerables redes informales de soporte y en mil aliados en la justicia federal, en cargos subalternos del poder ejecutivo, en los municipios, en la prensa.

Pero antes de analizar este tema, conviene mencionar otra batalla que se libra en Santiago del Estero por estas horas: la porfa por desarticular la alianza entre el poder poltico y el poder econmico, representado emblemticamente por el grupo de empresas de Nstor Ick, que haba sabido construir un verdadero imperio bajo el ala del juarismo.

A poco de llegar al gobierno la Intervencin Federal se propuso desmontar la articulacin parasitaria que el poder econmico construy en su relacin con el poder poltico. Dicho en palabras del ministro de Salud Donato Spaccavento: "Hay que hablar claro, con nombres y apellidos. Aqu (Carlos) Jurez encabez un rgimen que respondi a los sectores econmicos ms altos, a la concentracin econmica, y nunca fue un fenmeno a favor de la gente (...) Operaban con esta alianza entre polticos y empresarios. La plata que vena de la Nacin para atender los requerimientos ms indispensables de la poblacin, la dejaban en un banco donde daba intereses (...) Santiago del Estero fue empobrecida y la mayora de sus habitantes en el interior padecen enfermedades propias del medioevo" (3).

Dentro de las numerosas medidas que se tomaron en este sentido, deben destacarse algunas particularmente simblicas. En primer lugar, la nulidad del contrato con el Banco de Santiago del Estero S.A, que poco despus de la devaluacin de 2001 haba convertido las comisiones por diferentes servicios, fijadas en 450.000 en 1995 (cuando un peso era igual a un dlar), en "la cantidad de pesos equivalentes a 450.000 dlares mensuales", segn los Decretos provinciales N 55 y 87/04. Debe ser ste el primer caso de dolarizacin automtica de un contrato en pesos.

Otra medida a destacar es la revocatoria de las contrataciones de seguros con la Empresas Hamburgo S.A., que esgrimi "razones de urgencia" para realizar una contratacin directa por el periodo 1996 - 2012 (Decreto N 112/04). Es claro que una vinculacin que plantee semejante plazo de duracin no puede justificarse en la premura con que se requieren de los servicios.

Por ltimo, se resalta la reformulacin de un nuevo sistema de cdigos de descuentos sobre el salario de los empleados pblicos provinciales. Para quien no vive en estas provincias, es difcil imaginar la importancia que tienen estas operatorias, que se basan en la asignacin de crditos a cambio del descuento automtico sobre el salario. Con el nuevo rgimen slo permanecer vigente el sistema automtico de dbito para las Instituciones sin fines de lucro - Sindicatos, Mutuales y Cooperativa - garantizndose que el trabajador no podrn tener afectado ms del 20% de su salario bruto (Ley N 6.658).

En esta pelea contra el poder econmico, la Intervencin Federal inaugura una lnea de trabajo que deja en herencia para el prximo gobierno batallas judiciales y polticas. Es mucho lo que se podr avanzar, pero la continuidad de este proceso est indisolublemente atada al surgimiento de un poder poltico de base diferente al que primaba hasta la marzo del 2004 (4).

La pelea poltica

Todos los objetivos, entonces, terminan apuntando sobre el mismo elemento: construir una nueva forma de hacer poltica en la provincia. Pero aun acordando en este objetivo comn, surgieron estrategias con matices diferentes en un gabinete de gobierno que articulaba dos tipos de funcionarios: por un lado, un ncleo ms estrechamente ligado al Interventor Federal, de perfil juridicista y sin pasado poltico-partidario; por otro cuadros polticos con amplia trayectoria en el Partido Justicialista (PJ, peronistas).

El ajuste entre estos dos grupos fue bastante satisfactorio hasta la salida del ministro de Justicia del Gobierno Nacional, Gustavo Bliz, que sac a la luz la existencia de ideas diferentes sobre la forma en que el gobierno deba actuar en la poltica provincial. En este aspecto, uno de los puntos de mayor friccin fue el de la relacin con los intendentes y los comisionados municipales quienes, en la mayora de los casos, haban sido el canal por el cual se expresaba el poder territorial del juarismo. Por un lado estaban los que queran intervenir todos los gobiernos locales, con el objetivo de romper los hilos en donde poda sobrevivir o recomponerse la vieja estructura poltica. Por otro, los que, a partir del mismo diagnstico, consideraban que la provincia tena mil maneras de disciplinar estas estructuras, mientras que su intervencin slo lograra que estos aparatos polticos pasaran homogneamente a la oposicin.

Esta ltima fue la lnea adoptada, sobre la que quedan dudas acerca de su eficacia. No tanto respecto a la idea de intervenir todos los municipios (apenas haban funcionarios para el gobierno provincial y era difcil imaginar de dnde saldra el personal de confianza para los veintisiete municipios y el casi medio centenar de comisiones municipales), sino en intervenciones selectivas sobre los jefes comunales ms ligados al pasado juarista. El mismo razonamiento se haca extensivo a la manera en que deba tratarse al PJ, que la cada de Jurez haba atomizado.

Estaban los que consideraban que haba que sumar abiertamente a aquellos dirigentes que haban sido antijuaristas o a los que, cualquiera fuera su pasado, aceptaban cruzar el Jordn y apoyar los procesos de cambio. Otros, proponan una poltica de prescindencia: no hacer nada en particular hacia el PJ distinto de lo que se haca con otros partidos. En distintos momentos, y frente a diferentes cuestiones prevaleci una u otra lnea de trabajo.

La Reforma Constitucional

El elemento central alrededor del cual gir la coyuntura poltica en estos meses fue la reforma constitucional impulsada por el Interventor. Su justificacin conceptual no era difcil de armar: existe una obvia relacin entre la estructura constitucional vigente y el carcter autoritario del rgimen poltico que motiv la Intervencin Federal. El punto neurlgico de la reforma estaba en una serie de disposiciones constitucionales que reducan importancia electoral de las Ciudades de Santiago del Estero y de La Banda -las dos jurisdicciones en donde tena ms peso la oposicin- a la vez que garantizaban un piso de diputados a la mayora. Con esta legislacin, una fuerza cuya principal base electoral estuviera en el interior -como era el caso del juarismo- lobtena el 70% de los diputados provinciales con slo el 35% de los votos.

Por su parte, diferentes sectores de la sociedad civil reclamaban que la nueva Constitucin prohibiera, de una vez y para siempre, la Ley de Lemas. Es que tal instrumento estaba fijado en la historia como la manera en que los partidos polticos -en especial el PJ y la Unin Cvica Radical- haban manipulado en su provecho el sistema electoral.

El llamado a Reforma Constitucional depar una primera sorpresa cuando el interventor del PJ, el Diputado Nacional por el Chaco Rafael Gonzlez, consider que el interventor no tena potestades para convocarla. Este posicionamiento caus extraeza A qu jugaba el interventor del partido oficialista? Era claro que para un cuadro que vena del ms crudo pragmatismo las cuestiones doctrinarias del Derecho Constitucional no eran precisamente una prioridad.

Los allegados de Gonzlez justificaron sus posiciones en la necesidad de reunir a un justicialismo totalmente desperdigado, lo que caus ms alarma, porque si era as, el aglutinamiento iba a ser contra el gobierno. Ms sensatamente, los medios explicaron su accionar a partir de la puja interna entre el presidente Nstor Kirchner y el lder peronista Eduardo Duhalde y sus mltiples derivaciones.

El propio proceso hacia la constituyente sepult este primer debate. Todo el espectro poltico, social y cultural - con excepcin del aparato del PJ y el Intendente de la Ciudad de La Banda - se pronunci con inusitada energa por la necesidad de la Reforma.

Ms significativo an fue que el proyecto de reforma constitucional recibi el apoyo de los intendentes peronistas, quienes -alinendose con el gobierno- dijeron que se trataba "de una prioridad" y que deba realizarse "antes de las elecciones generales a gobernador, vice, y diputados provinciales". El proyecto de la Reforma Constitucional recibi el explcito respaldo del presidente Nstor Kirchner y de varios de sus ministros. Hacia julio pasado, el interventor del justicialismo no tuvo ms remedio que variar su posicin e incorporar el partido al proceso reformista.

Pero estos fueron slo los primeros escarceos. En ocasin del cierre de la presentacin de las listas a constituyentes volvieron a surgir tensiones de todo tipo y la lista del peronismo se parti en dos. Por un lado, qued la lista oficial, con mayora de los sectores abiertamente opositores al gobierno. Por otro, una lista que, en nombre del kirchnerismo, estaba hegemonizada por los intendentes -la mayora de ellos de reconocido pasado juarista- y contaba con la participacin de Memoria y Movilizacin, una agrupacin ligada a Eduardo Duhalde, secretario de Derechos Humanos de la Nacin.

La lista disidente fue propiciada por funcionarios del ministerio del Interior llegados a ltimo momento y por algunos funcionarios de la propia Intervencin Federal. Los jefes comunales se defendieron de la acusacin de "traicin" sosteniendo que la iniciativa habra partido desde el propio interventor del PJ, a quien hicieron responsable por incluir a "juaristas" y allegados al poder econmico en la lista oficial. Para algunos fue una jugada maestra, pues aislaba al juarismo y sus aliados y los expona a una catastrfica derrota electoral.

Sin embargo, la operacin fue criticada duramente por el propio Lanusse, quien se mostr sorprendido por estas maniobras (estaba en Buenos Aires en ocasin del cierre de listas), a la vez que repiti su discurso de prescindencia electoral: "no aval, no avalo, ni avalar ninguna lista".

Para enrarecer ms el ambiente, todos estos hechos sucedan cuando la justicia federal de la provincia - reiteradamente acusada de connivencia con el juarismo - excarcelaba al "protector ilustre" y mltiples rumores de renuncias en el gabinete y an del Interventor Federal recorran los mentideros polticos.

Un final abierto

En pocas semanas ms, el prximo 31 de octubre, habr elecciones a Convencionales Constituyentes, un hito en la batalla por cambiar el sistema poltico de la provincia. Hasta el momento, la Intervencin ha logrado sortear los embates de una oposicin constituida por el juarismo, los principales grupos econmicos, el intendente de la Ciudad de La Banda, "Chabay" Ruiz, el diputado Jos Cantos -aliado de Menem en el 2003 y dueo del "Nuevo Diario" y la radio LV11- el diputado Jos Figueroa -ex Secretario de Desarrollo Social de Menem - y el senador del radicalismo Jos Zavala.

Este poderoso frente, por oportunismo poltico o porque aora al Santiago de las ltimas dcadas, recoge lo que todava queda del sistema poltico que armaron Jurez y Musa Azar. Haberlo neutralizado hasta ahora, no da seguridades hacia el futuro. La Intervencin todava tiene mucho por hacer, y para ello debe conjurar los fantasmas que surgen de una cultura poltica acostumbrada al clientelismo y el favor; del escassimo capital social, poltico y organizacional que tiene la provincia para enfrentar un proceso de cambio y de una relacin con el poder central que se ha enrarecido desde la salida de Bliz.

Notas

1 Al precio de 0,23 centavos la hectrea se vendieron 4 millones de hectreas, cuando el precio de cada durmiente de quebracho que pagaba el ferrocarril ingls era de aproximadamente de pesos 1,50.

2 A la llegada de la Intervencin ocurrieron una serie de disturbios promovidos por el juarismo, cuya expresin ms notoria fue una ola de usurpaciones de viviendas construidas por el Estado. Fue un gran desafo para la Intervencin superar estos hechos sin recurrir a la violencia, lo que hubiera daado irremediablemente su perfil defensor de los derechos humanos.

3 El Liberal, Santiago del Estero, 1 y 8-8-04.

4 En este aspecto, cabe mencionar que son muchos los rumores y denuncias sobre dirigentes polticos que se acercan al poder econmico a pedir el financiamiento de campaas electorales a cambio de seguridades para cuando sean gobierno...

Fuente: Portal Rebelin

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