Comentrio
ao artigo 18
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Alejandro
Chanona Burguete
En 1998 la Declaracin Universal de Derechos
Humanos, adoptada y proclamada por la Asamblea General de
las Naciones Unidas en su resolucin 217 A (III), de 10
de diciembre de 1948, cumple cincuenta aos de vigencia.
Desde entonces, la mayora de los pueblos y naciones del
mundo han realizado esfuerzos progresivos para espandir el
reconocimiento y respeto universal de los derechos y
liberdades del ser humano, a travs de la creacin,
promocin y aplicacin de medidas de carcter nacional,
regional y global.
Desde 1948 a la fecha el mundo ha
esperimentado enormes cambios en todos los sentidos. La
evolucin de los derechos humanos se ha dado a la par que
la del avance y desarrollo cientfico-tecnolgico, sin
estar exenta de obstculos originados por el respeto
universal y efectivo a los derechos y liberdades
fundamentales del hombre, sin distincin de raza, sexo,
idioma ni religin. Al respecto, el Artculo 18 de la
Declaracin Universal de Derechos Humanos seala:
Toda persona tiene derechos a la liberdad de
pensamiento, de conciencia y de religin; este derecho
incluye la liberdad de cambiar de religin o de creencia.
As como la liberdade de manifestar su religin o su
creencia, individual y colectivamente, tanto en pblico
como en privado, por la enseanza, la prctica, el culto
y la observancia.
Dicho artculo ha servido como base para la
elaboracin de importantes documentos internacionales
sobre la materia, como la Declaracin sobre la eliminacin
de todas las formas e tolerancias y discriminacin
fundadas en religin o las convicciones, proclamada por
la Asamblea General de las Naciones Unidas el 25 de
noviembre de 1981 (Resolucin 36/55) y la Declaracin
sobre los Derechos de las personas pertenecientes a minoras
nacionales o tnicas, religiosas y lingsticas,
aprobada por la Asamblea General en su Resolucin 47/135
de 18 de diciembre de 1990. Ambas Declaraciones buscan la
creacin de un mundo en donde la dignidad humana sea
preservada y mantenida a pesar de la persistencia de
graves y mltiples violaciones a tales derechos que se
comenten da a da en la mayors de los pases, sea
por sentimientos nacionalistas, fundamentalistas xenofbicos
o tolerantes en diversos puntos del orbe, que no solo
ponen en tela de juicio la aplicacin efectiva de los
derechos humanos de millones de seres humanos, sino que
reresentan un retroceso del esfuerzo realizado por la
comunidad internacional por garantizar la realizacin y
universalidad de los derechos humansos para todas las
personas.
La estructura internacional baseada en la
soberana y en su corolario de no-injerencia en asuntos
internos de los Estados, no facilita un control efectivo
de la aplicacin de las obligaciones contradas en los
diversos y mltiples instrumentos internacionales sobre
proteccin de los derechos humansos. Outra cuestin que
dificulta tam proteccin es que para su difusin se
necesita tener la posibilidad de acceder a los diferentes
medios de informacin para dar a conocer las violaciones
publicamente y contar con los medios necesarios para hacer
valer tales derechos, los que en ltimo instancia tiene
el Estado como ente soberano.
Los principios de no discriminacin y de
igualdad ante la ley y el derecho a la liberdade de
pensamiento, de conciencia, de religin o de convicciones
proclamados en la Declaracin Universal de Derechos
Humanos y en los Pactos internacionales de derechos
humanos, no han escapado al poder arbitrario del hombre
mismo en su lucha por el poder, cuyo desprecio y violacin
han causado directa o indirectamente conflictos y grandes
sufrimientos a la odio entre los pueblos y las naciones.
Ello, provoca que la liberdad de religin o de
convicciones que debe ser ntegramente respetada y
garantizada, sea presa de la incomprensin, la
intolerancia y la exclusin del hombre por el hombre
lismo en su afn de lograr intereses personales.
La persistencia de la injusticia social, de
ideologas, de prcticas neocoloniales, de discriminacin
racial, etc. se alza como uno de los obstculos ms difciles
a la liberdad de religin y de convicciones en diferentes
partes del mundo, incluyendo tanto pases
industrializados como en desarrollado, ya que ante la
globalizacin de los medios de comunicacin la
intolerancia por motivos de religiosos, polticos,
sociales o culturales, dispone de un recurso idneo para
incitar a la exclusin y al odio. Ello, significa la
marginalizacin de millones de seres humanos
pertenecientes a minoras nacionales o tnicas,
religiosas e lingsticas, quienes ante la imposibilidad
de poder disfrutar plenamente de su propia cultura, a
profesar y practicar su propia religin, y a utilizar su
propio idioma, en privado y en pblico, libremente y sin
injerencia ni discriminacin de ningn tipo, se ven
impulsados a luchar por sus derechos, provocando
conflictos nacionales y/o internacionales.
El mundo de la Posguerra Fra no ha tenido
la posibilidad de sumar todos los talentos ni todas las
fuerzas que unidas estn dispuestas a abolir cualquier prctica
o accin que se oponga a que los ciudadanos del mundo
gosen del derecho consagrado en artculo 18. Nuestra
comunidad internacional ha sido testigo de innumerables
casos de masacre en el nombre de la intolerancia
religiosa, racial o poltica. Eta crisis tica solo podr
ser combatida si todos conocemos nuestros derechos
fundamentales y respetamos el derecho de los dems a una
forma de vida propia.
Cuando habamos pensado que el orden
internacional de la Posguerra Fra sera el escenario de
un periodo de paz y armona entre los diversos actores
nacionales e internacionales y que se abra un nuevo
horizonte para elevar el bienestar de la hmanidad en el
marco de un mundo ms globalizado e interdependiente, se
da un fuerte resurgimiento de conflictos tribales,9
locales, nacionales e internacionales con una gran carga
de intolerancia, xenofobia y exclusin hacia lo
diferente, anteponiendo fundamentalismos tnicos,
religiosos, econmicos, polticos, etc. Este afn por
reafirmar la identidad propia frente a una presunta
globalidad cultural pone en tela de juicio la aplicacin
y el respeto de los derechos humanos consagrados en el artculo
18, de expresar libremente los pensamientos y convicciones
de cualquier ndole, de manera indiviual o colectivamente,
en pblico o en privado, sin lesionar los derechos
humanos de terceros.
A cincuenta aos de la proclamacin de la
Declaracin Universal de Derechos Humanos, se puede ver
un avance sin precedentes de la promocin de los derechos
humanos a travs de mltiples intromentos multilaterales,
surgidos de la preocupacin coletiva de individuos y
gobiernos por garantizar ampliamente los derechos humanos
en todo el mundo. Sin embargo, an queda mucho por hacer
en cuanto a la aplicacin y perfeccionamiento de tales
derechos. El respeto de los derechos humansos es y ser
en el prximo siglo uno de los mauores retos de la
humanidad. Las nuevas generaciones tienen ante s una
fuente de inspiracin para hacer propuestas novedosas e
imaginativas para garantizar ms ampliamente la aplicacin
de los derechos humanos em el mundo.
Secretrio-geral
da Facultade de Cincias Polticas e Sociais da
Universidade Autnoma do Mxico.
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